Los siguientes años, estudió en varias universidades hasta que en 1892 se licenció en el Royal College of Physician and Surgeons de Edimburgo y en la Faculty of Physicians and Surgeons de Glasgow. Elsie continuó estudiando y haciendo prácticas en varios centros hasta que empezó a trabajar como doctora y a abrir distintos centros sanitarios.
En sus años de estudio, Elsie había sufrido las injusticias contra las mujeres que se empeñaban como ella en sentarse en las aulas universitarias en igualdad de condiciones con los hombres. Concienciada con la lucha feminista, empezó a colaborar con distintas organizaciones sufragistas. En 1890 fue nombrada secretaria honoraria de la Edinburgh’s National Society for Women’s Suffrage y en 1906 recibió el mismo cargo en la Scottish Federation of Women’s Suffrage Societies. Colaboró activamente con Millicent Fawcett, entonces líder de la National Union of Women’s Suffrage Societies (NUWSS).
Cuando estalló la guerra, Elsie se dirigió a la Royal Army Medical Corps para ofrecer sus servicios como doctora y cirujana. La respuesta fue: mi querida señora, váyase a casa que quédese sentada.
En 1894, la muerte de su padre sumió a Elsie en una tremenda tristeza pero no dejó de trabajar en su labor como doctora y en su implicación con la causa sufragista.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Elsie se dirigió a la Royal Army Medical Corps para ofrecer sus servicios como doctora y cirujana. La respuesta del oficial que la recibió fue “My good lady, go home and sit still” (Mi querida señora, váyase a casa que quédese sentada). Lejos de obedecer, Elsie fundó, con la ayuda de las sufragistas de la Scottish Federation el Scottish Women’s Hospital. La Cruz Roja escocesa se negó a colaborar con el nuevo hospital de Elsie que consiguió recaudar de manera privada miles de libras en muy poco tiempo.
Como las instituciones británicas rechazaron la ayuda de Elsie, esta buscó en otros países aliados la posibilidad de colaborar en el frente. Fue Francia quien aceptó su ayuda y empezó su periplo en el continente fundando un hospital en la abadía francesa de Royaumont. Elsie se trasladó a Serbia donde trabajó de manera incansable para organizar varios hospitales en el frente del Oeste.
Winston Churchill dijo de ella y de las 1500 mujeres que se unieron a los 14 hospitales de la Scottish Women’s Hospitals en el frente europeo: “Brillarán en la historia”.
En 1915, Elsie fue capturada por el ejército austriaco pero la diplomacia americana e inglesa consiguieron liberarla y pudo continuar con su labor en Serbia y otros países como Rumanía, Rusia o Malta. Lo que la guerra no consiguió, frenar a la incansable Elsie, lo hizo un cáncer que la obligó a parar y terminó con su vida en muy poco tiempo. Elsie se encontraba en Rusia cuando tuvo que regresar a Inglaterra. Pocos días después, el 26 de noviembre de 1917, fallecía sin que los médicos pudieran hacer nada por ella.
Serbia, quien la recordaría siempre como “Madre de la nación”, le otorgó la Orden del Águila Blanca de la Corona Serbia, convirtiéndose en la primera mujer en recibir tal honor. En Inglaterra, a su entierro acudieron miembros de la realeza británica y serbia. Winston Churchill dijo de ella y de las mil quinientas mujeres que se unieron a los catorce hospitales de la Scottish Women’s Hospitals en el frente europeo: “Brillarán en la historia”.
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